Cuando te
sientes pequeña, poca cosa, cuando has sido derrotada en tus
intenciones de salvar un momento difícil, cuando te levantas por la
mañana y miras sin ver, cuando el silencio se desborda y te anega o
el ruido no te deja sentirte, cuando no eres capaz de arreglar una
avería porque has olvidado cómo hacerlo o seguir los pasos para
comprender su origen, cuando te pones a escribir y tus palabras te
parecen vanas y torpes, cuando te sientes nimia, fútil y baladí.
Cansancio
Todos, todos
tenemos una hora cobarde,
una hora de
hastío cuando muere la tarde.
Cuando se va el
amigo que nos trae calor,
el amigo de oro,
el Mago Gestador.
Cuando se juntan
todas las impresiones malas
y el alma es un
tejido de finísimas alas.
Cuando puede
decirse: lo que fue no será;
lo que no hice
hoy no lo haré nunca ya.
Es entonces,
cobarde, que me acosa el deseo
de no ser y ni
pienso, ni trabajo, ni creo.
Es una nulidad
completa de mí misma
que me asusta y
me hiere, me subyuga y abisma.
Es entonces que
yo quisiera ser así
como una cosa
nimia, fútil y baladí.
Un chicle que se
lleva guardado en el bolsillo,
una prenda
cualquiera, un reloj, un anillo...
Ser una cosa
muerta que la llevan cargada
y que no sabe
nada y que no piensa nada.
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Todos, todos
tenemos una hora cobarde,
una hora de
hastío cuando muere la tarde.
La inquietud del
rosal (1916)