La emoción. El dolor escondido durante años surgiendo con una fuerza brutal en el momento en que éste toma la palabra de forma inesperada; el primer beso sobre unos labios aún fríos por el dolor; la costosa entrada en el mundo de la alegría y la exaltación por medio de la creación: la pintura, la preparación de un festival pleno de colorido tras el aguacero; unos ojos húmedos y una sola lágrima ante el advenimiento de una nueva vida. Esto es Shara, de Naomi Kawase. Esto y el rumor de los árboles mecidos por el viento, el martilleo de una herramienta, el ruido de las calles y el sonido del silencio. La belleza de lo cotidiano por encima de los grandes acontecimientos, del aria Pourquoi me réveiller del Werter de Massenet cantada por Charles Castronovo esta madrugada gracias a las buenas noches de Josep Rumbau en su blog. La belleza que más allá de las caídas de las Bolsas y de las elecciones de Estados Unidos nos llena de vida y nos eleva el ánimo, porque ella es la que realmente llega a nuestro interior, a lo más profundo de nuestra alma.
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