Para Rubén, para que vea que todavía lato
Las fotografías en las que aparezco yo se han hecho con el paso de los años más objetivas, me hablan de lo que yo era en ese momento y de la trayectoria de mi vida.
Más aún porque en ellas salgo de mí para enfrentarme al Otro, al que está detrás de la cámara, y son diferentes según quien sea en cada momento ese Otro. Hay un cruce de dos instantes, el suyo y el mío.
Soy yo mirada por mí y observada por el Otro en el que yo indago a mi vez, incluso si estoy de espaldas y siento su presencia y la de la cámara casi físicamente. Y en ese caso me siento más libre, o más insegura, o me protejo de una inequívoca vulnerabilidad, o un poco de todo a la vez.
Las fotografías que hago me hablan de mis vivencias, las acompaña una historia, se tiñen de sentimientos a veces contradictorios entre el momento en que fueron tomadas y el momento en que las miro, me invitan a la reflexión. Soy yo y mi relación con el exterior.
Unas y otras se complementan y me acercan a mis yos, diferentes también.
La amistad, el dolor y la muerte, la hipocresía, la familia, la injusticia, una sencilla foto como recuerdo de aquel para el que fui (quizá aún...) una presencia permanente, la montaña, viajar, mi huerta, mi compañero de viaje por la vida...
1 comentario:
Te agradezco que me dejes mirar por ese listón de luz de la puerta de tu vida. Toda tú fuiste un viaje y se vuelve de ellos con melancolía pero también con la decepción de que nada llena el espíritu. Quizás el viaje por los surcos de tu huerta sea ahora el más placentero.
Un beso
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