Preludio del Acto I con la dirección de Wilhelm Furtwängler
Dedicado a Amfortas, cuya página recomiendo encarecidamente. En su post sobre Los Maestros Cantores de Nüremberg hace referencia a Karl Ridderbusch, pues bien, aquí está este final de la ópera con el Coro de la Ópera de Viena, la Filarmónica de Berlín dirigida por Von Karajan y Karl Ridderbusch en el papel de Hans Sachs.
SACHS
¡No despreciéis el arte magistral!
Ya veis cómo os han ensalzado
al escuchar el canto que anhelaban.
No es vuestra noble cuna,
ni vuestros blasones, lanza y espada,
lo que hace que un maestro
os tome por yerno,
sino que seáis un poeta:
¡a eso podéis agradecer vuestra dicha!
Por ello, pensad ahora con gratitud:
¿cómo puede carecer de valor un arte
que ofrece y entrega tal premio?
Nuestros maestros lo han cultivado
y manteniéndose fieles a su sentido,
lo han conservado auténtico.
Y si no se ha conservado tan noble,
en el transcurso de los siglos,
como cuando príncipes y corte
a él se consagraban,
a pesar del embate del tiempo
se ha conservado alemán y verdadero:
y si no hubiera sido así,
¡Ved cuán honrado aún subsiste!
¿Qué más queréis de los maestros?
¡Tened cuidado, se ciernen
sobre nosotros grandes males!
Si el pueblo y el imperio alemanes,
decayeran bajo una extraña Majestad,
ningún príncipe velaría por su pueblo:
y modos de extranjera trivialidad
brotarían en la alemana tierra.
Nunca nadie sabría lo que es alemán
si no alentase del honor
de los maestros alemanes.
Os digo, pues, de nuevo:
¡Honrad a los maestros alemanes,
y conjuraréis a los buenos espíritus!
¡Y si os mostráis fiel a su influjo,
aunque se esfume como el humo
el Sacro Imperio Romano Germánico,
siempre existirá floreciente
el Sacro Reino del Arte Alemán!
(Al tiempo de decir los últimos versos,
Eva toma la corona de la frente de
Walther y se la coloca a Sachs. Este
toma la cadena de manos de Pogner
y la ciñe a Walther. Después de que
Sachs abraza a la pareja, Walther
y Eva quedan a ambos lados de él.
Pogner, hinca la rodilla ante Sachs,
como homenaje. Los maestros
cantores expresan cómo reconocen en
Sachs a su guía. Todos los presentes
se unen al canto del pueblo. También
finalmente Eva y Walther.)
PUEBLO
¡Honrad a los maestros alemanes,
y conjuraréis a los buenos espíritus!
Y si os mostráis fieles a su influjo,
aunque se esfume como el humo
el Sacro Imperio Romano Germánico,
siempre existirá floreciente
el Sacro Reino del Arte Alemán!
¡Salve, Sachs!
¡Gloria al gran Sachs de Núremberg!
Los
maestros cantores de Nüremberg es la única ópera de Wagner en
clave de comedia. Parece ser que hay aficionados que la consideran
como una obra menor, quizá porque no aparecen en ella los momentos
grandiosos, trágicos, legendarios, profundos a primera vista,
propios del resto de sus obras. A mí me encanta, tiene unos coros
maravillosos, es sencilla, alegre, amena, tierna, simpática. Sus
personajes son comunes y universales, como un Beckmesser taimado y
maniobrero y un inolvidable zapatero, bueno de los de verdad, Hans
Sachs, protagonista masculino de la obra y personaje real que vivió
en el siglo XVI, luterano, que perteneció a la cofradía de cantores
de Nüremberg y del que hay una estatua en la ciudad.
Algunos
de los lugares que aparecen en la obra existen aún, como la iglesia
de Santa Catalina o la casa de Hans Sachs. Podría deshacerme de mi
pereza y darme una vuelta algún día por Nüremberg ya que no puedo
ir al Walhalla de Wotan o a la montaña de Venus y tomarme una
cerveza en honor a Hans Sach del que, tengo que reconocerlo, estoy
perdidamente enamorada.
Bernd Weikl, como Hans Sachs, en el monólogo Wahn! Wahn! Überall Wahn!
¡Ilusión! ¡Ilusión!
¡Por doquier la loca ilusión!
Adonde quiera que mire,
en la crónica del mundo y de la ciudad
me hago siempre la misma pregunta:
¿por qué las gentes disputan y llegan
incluso a verter la sangre
con estúpido y absurdo encono?
Nadie halla en ello provecho
o agradecimiento.
Perseguidos todos,
todos imaginan perseguir a los demás.
¡Nadie presta atención
a sus propias heridas cuando,
al lacerar su propia carne,
imagina que disfruta!...
¿Quién podría dar nombre a esto?
¡Es, sin duda, la vieja ilusión,
sin la cual nada sucede,
ni existe ni marcha!
Está siempre en movimiento y sólo
descansa para recuperar fuerzas:
¡En seguida despierta,
para ver de quién puede apoderarse!
¡Cuán pacífica y fiel a sus costumbres,
contenta con sus actos y sus obras,
está en el centro de Alemania
mi querida Núremberg!
Pero una noche, ya muy tarde,
para evitar una desgracia,
provocada por el ardor juvenil,
un hombre no sabe qué hacer...
Un zapatero, en su tienda,
estira el hilo de la ilusión,
¡y qué pronto cunde el furor
por calles y callejas!
Hombres, mujeres, amigos y niños
se acometen allí como ciegos y locos;
y si se quiere que la ilusión cese,
tiene que caer una granizada
de golpes, patadas y pescozones
para aplacar el ardor de esa furia...
¡Dios sabrá por qué sucedió!
Seguro que rondaba un duende...
Un gusanillo de luz que buscaba
a su hembra organizó ese lío...
O fue el sauce... ¡noche de San Juan!
¡Mas ya ha venido el día de San Juan!
Veremos cómo se las ingeniará
Hans Sachs para inclinar a la ilusión
a realizar una buena obra.
Pues ya que tampoco nos deja en paz
aquí, en Núremberg,
al menos que sirva a esta acción,
que se aparta de lo común y sólo se
logrará invocando a la propia ilusión.
Eva
es una mujer muy joven, casi se podría decir adolescente, que en un
principio es algo tímida, obediente e incluso un poco ingenua y a la
que el hecho de ser el premio de un concurso de cantores por muy
importante que éste sea no le preocupa demasiado. Como todos los
personajes femeninos wagnerianos, se enamora de Walther rápidamente.
Según se van sucediendo los hechos, va creciendo. Se vuelve
consciente de que ser ese premio le va a impedir casarse con Walther
y la relación con Hans Sachs la despierta a otros sentimientos y
realidades que la ayudan a madurar, la Eva del final de la obra,
coronando a Sachs es ya una mujer. Sin embargo su capacidad de
decisión y su fuerza son innatas, surgen cuando las necesita hasta
el punto de decidir fugarse con Walther. Es pícara y carente de
doblez, ya en el primer acto responde con toda normalidad a las
miradas de Walther y se las apaña para quedarse sola con él.
Uno de los momentos más bellos de la obra es el quinteto de la cuarta escena del tercer acto en el que participan Eva, Walther, Hans Sachs, Magdalena y David interpretados en este vídeo por Karita Mattila, Ben Heppner, James Morris, Jill Grove y Matthew Polenzani respectivamente.
Algunas importantes intérpretes del papel de Eva son Tiana Lemnitz, Eva Johansson, Cheryl Studer y Elisabeth Rethberg.
Tiana Lemnitz en otra versión del Quinteto:
EVA
Divina, sonríe el sol
de mi fortuna,
feliz me he despertado
esta deliciosa mañana.
¡Sueño de la suprema dicha,
celestial amanecer!
Buscaros explicación
es el más dulce deber.
A una deliciosa y noble melodía
estaba reservado
decirle a mi corazón
el sentido de su dulce carga.
¿Era sólo un feliz sueño matutino?
Apenas puedo interpretarlo.
Pero lo que la melodía
suavemente
me confió
con voz clara y potente,
ante el círculo de maestros
para lograr allí el supremo premio.
SACHS
Gustoso cantaría yo también
ante esta niña bella y divina,
mas habré de guardar en mi corazón
esta dulce carga.
Fue un hermoso sueño matutino,
pero apenas me atrevo a recordarlo.
Esta melodía,
tan suavemente
a mí confiada,
proclama ahora
en este apacible espacio
que sólo florece la eterna juventud
a través del canto del poeta.
WALTHER
Tu amor ha permitido
explicar a mi corazón
el sentido de su dulce carga.
¿Es todavía el sueño matutino?
Apenas puedo interpretarlo.
¡Pero lo que la melodía
suavemente
te confió
en este apacible espacio,
con voz clara y potente
ante el círculo de maestros
para lograr allí el supremo premio!
DAVID
¿Estoy despierto o aún sueño?
Aclararlo me resulta muy difícil.
¿Es sólo un sueño matutino?
¡Apenas entiendo lo que veo!
¿He llegado a ser
de verdad "oficial"?
¿Lena es mi novia?
¿Nos veremos casados, en la iglesia?
Me da vueltas la cabeza
cuando pienso
que pronto me llamaré "maestro".
MAGDALENA
¿Estoy despierta o aún sueño?
Aclararlo me resulta muy difícil.
¿Es sólo un sueño matutino?
¡Apenas entiendo lo que veo!
¿Ha llegado a ser
de verdad "oficial"?
¿Soy yo la novia?
¿Nos veremos casados, en la iglesia?
¡Sí, es verdad! Todo va bien.
¿Quién sabe
si pronto me llamaré "maestra"?
Eva Johansson en fragmentos de la obra:
Cheryl Studer y Elisabeth Rethberg en el pasaje "Oh Sachs! Mein Freund
EVA ¡Sachs, amigo, hombre incomparable! ¿Cómo podré pagarte tu nobleza? ¿Qué hubiera sido de mí sin tu amor, sin tu presencia? ¿No hubiera sido siempre una niña si tú no me hubieras despertado? Por ti he alcanzado lo que me hará dichosa. Por ti he comprendido lo que es el espíritu. ¡Gracias a ti he despertado, y pienso con nobleza, libertad y valor, porque me dejaste florecer! ¡Sí, maestro querido, reprendedme! Estaba yo en el camino recto pues, si en mí estuviera el poder elegir, solamente a ti te habría elegido: tú serías mi esposo, ¡sólo a ti ofrecería el premio! Pero ahora me ha invadido un suplicio jamás antes conocido, y si hoy hubiera de desposarme, sería sin mi libre elección. Sería un "tener que hacerlo", sería una coacción; y a vos mismo, maestro mío, os causaría daño. SACHS Niña mía, conozco la triste historia de Tristán e Isolda. Hans Sachs es inteligente y no quiere correr la suerte del rey Marke. Ha sido una suerte encontrar a tiempo al que te conviene, pues al final habría sucedido lo mismo. ¡Ya está ahí Lena, rondando la casa! ¡Entra, pues! ¡Eh, David! ¿No sales? Aquí están testigos y padrinos. ¡Ocupad vuestros puestos en el bautizo!"Un niño aquí ha nacido y ha de serle impuesto el nombre. Entre los maestros es costumbre cuando un nuevo aire se consigue, para que un buen nombre lleve y pueda ser así de todos reconocido. ¡Sabed, respetable compañía, lo que aquí os ha congregado! Un aire magistral ha sido logrado, escrito y cantado por el joven caballero Walther, y el autor de la nueva melodía nos invita a Eva y a mí a ser sus padrinos. Nosotros ya hemos oído la melodía y preparados para el bautismo; y para que también haya testigos, llamo a la Lena y a mi discípulo. Mas como un aprendiz no puede ser testigo, y ha cantado él hoy bien su pregón, voy a hacer al mozo "oficial": ¡arrodíllate, David, y recibe este coscorrón!" (David se ha arrodillado: Sachs le da una fuerte bofetada) En pie, oficial, y piensa en el cachete; ¡así tendrás este bautizo bien presente! Y si algo falta, nadie nos reprenderá: pues se trata de un bautizo urgente. Mas para que el aire viva, quiero darle su nombre en seguida: "Feliz melodía del sueño matutino"; con este nombre alcanzará el premio. Que crezca sin daño ni enfermedad. Ahora, a la joven madrina corresponde hablar.
Por último, otro ejemplo del final de la obra.
2 comentarios:
Muchas GRACIAS Victoria!
Por la dedicatoria y recomendación de mi blog.
Yo me dashago cuando escucho Maestros, es de las óperas que me sacan lágrimas al pormayor, no habrá palabras y adjetivos suficientes para definirla.
¡La alegría absoluta! ¡El amor a la vida... al arte! La amo!
De hecho la considero (como a La Flauta Mágica) una de las obras más sublimes del Arte general.
Nota: disculpa la gran demora, hace mucho que no abro siquiera el blogger.
Tarde pero seguro aquí estoy leyéndote.
Mil gracias de nuevo y que te encuentres bien.
No hay de qué, Amfortas. En cuanto a la demora... fíjate lo que tardo yo en poner un nuevo post. No sólo de blogs vive el hombre (y la mujer).
Un abrazo
Victoria
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