Desde mi silla veo, a través de la ventana, la paloma solitaria que ha tomado posesión de nuestra parcela. Se ducha en la cascada del estanque, pasea por la huerta, se posa sobre un grifo, aguanta estoicamente los ladridos de Gaza y… se ha zampado todas mis lechugas. No puedo hacer nada, como me decía anoche, no recuerdo si mi hijo o un amigo: también las palomas tienen derecho a vivir. Y aquí anda disfrutando a solas, como yo, de El Chorrillo.
Mi único reto últimamente es el sistema de riego ¿demasiada tranquilidad, rutina? Quizá debería en algún momento coger el macuto y salir de nuevo al mundo.
“La vida es un sistema inestable en que el equilibrio de pierde y se reconquista a cada instante; la inercia, en cambio, es sinónimo de muerte” Simone de Beauvoir.
Cita anotada en aquella época en que la búsqueda de equilibrio era, más que diaria, constante. Época difícil, dolorosa muy a menudo pero plena de vida y satisfacciones íntimas. A veces la echo de menos, cuando esto sucede me asusto y, a la vez, me regocijo en esta estabilidad que me gusta y que creo que dificultaría una lucha similar a la de entonces. Sin embargo no estoy menos viva que en aquellos años. Quizá el cuerpo, el alma son sabios y trabajan diferente, se adecuan a la edad sin que ello suponga decrepitud, apatía, inercia.
7 comentarios:
Victoria, la vida es un viaje hacia la muerte. Por mi ventanilla veo los días pasar como también los días a veces intentan seguirme.
Pero no me gustan los recuerdos, envejecen, sólo rescato alguno,como un lírico gong para mis poemillas.
Tienes una ventana al mundo desde esa casa y la suerte de que las palomas regresan siempre donde han sido felices.
Un beso
Creo que los recuerdos no forman, en cierta manera, parte del pasado. El tiempo es único, todo se vive a la vez, no llamas a los recuerdos, están ahí y aparecen de la misma forma que la paloma de mi huerta se posa en el borde de la piscina cuando nado. Otra cosa sería rebuscar, lo que se convertiría en dejar de vivir el presente y perdértelo.
¿O no? Se me ocurre, ahora, a estas horas de la noche y en un momento en que no quiero dar paso a un recuerdo que se presenta así, sin permiso. Quizá, seguramente, mañana no piense lo mismo. La contradicción es algo de lo más natural.
Un beso
Hola cielo, me ha divertido mucho tu comentario, quizá por ahora, hoy en día, lo más rompedor que hago es sacar el cable de USB sin esperar a que el ordenador me de permiso, vamos tiro de él con un par de coj... a lo loco.
Creo que el tiempo de romper cosas se me ha pasado y el del peligro también.
Otra cosa, aventurera, como estoy cansada de intentar poner un enlace en mi blog al tuyo y siempre me sale el mensajito de que no se conoce la URL, te he puesto como el blog de Víctor, una imagen con el enlace.
ALA... A LA PORRA.
¡A ver si ahora no existe tu blog!
Muchas gracias, artista. Ahí en primera línea nada menos... Y da gusto el buen humor que tienes siempre.
Besos
Mientras ceno, el ordenador a mi izquierda, veo pasar las fotos de tus viajes europeos, y de pronto, plas, me encuentro con un tío en posición loto haciendo meditación. Retruéscanos, pero si soy yo, me digo. Garbanzos con almejas, y de segundo sepia a la plancha con gambas; todo un lujo recién aterrizado en un pueblo en donde creí que podría no encontrar absolutamente nada. Y además tienen wifi. Y es que la vida aunque deba ser un continuo reto no está del todo mal que de vez en cuando te dé una sorpresa; por eso del equilibrio de que hablas. Hoy fue un día jodidísimamente caluroso y las cuestas me hacían sufrir hasta ese punto crítico en que uno empieza a preguntarse cosas, por qué; sin embargo la cosa no dura mucho, adecuo el paso, pongo todo mi cuerpo en armonía con la respiración, con el deseo de seguir, me aguanto el dolor de espalda y tiro para adelante. De puta madre, cuando llegué al collado rebosaba. La balanza se volvía hacia el lado contrario y empezaba de golpe a oscilar aquí y allá inquieta, hasta que despacio despacio, junto a mi corazón empezó a estabilizarse.
Creo que el primer momento que pueda voy a meditar sobre los versos de Jorge Manrique. Se me ocurrió a partir de algo que escribí esta mañana sobre los ríos. El Ebro estaba espléndido bajo la luna llena. Seguramente en la meditación que me salga aparecerá esa palabra mágica: reto; esfida en italiano, ¿recuerdas aquella conversación con los amigos del norte de Venecia, cuando quisimos introducir también este tema tan reiterativo en nuestras vidas.
Mis garbanzos se enfrían, un beso.
Ah, una cosa, las fotos del post se quedan a media, no se ven. Quizás debes probar en usar el nuevo editor de post. En configuración, abajo del todo.
Más después de ver los comentarios; a la señora Ana Jordán. ¡Carajo, que sólo hay esta vida, sólo ésta! Después sólo será a lo sumo polvo o abano para los geranios... Así que por favor, seamos menos pesimistas. No sé si leerás este comentario, pero en cualquier caso te lo puedo gritar desde mi camino, ese que cruza la Penínsulas de sur a norte.
Hace tanto tiempo que no escribo que ni me acordaba de mi último post. Retos. Creo que esa puede haber sido una de las razones para aligerar la soledad que es muy gratificante pero puede ser también sospechosa.
Las fotos se ven bien en mi ordenador. Ya utilizo el nuevo editor.
Besos, Pichón
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