30 de junio de 2013

Reflexiones viajeras: Mallorca




Viajar sola significa estar de verdad conmigo misma. No pienso en mí, me siento. Me acostumbro a vivir conmigo y encuentro placer en ello. Aprendo a quererme porque dejo libres mis sentidos.

Veo el fuego, lo sigo, siento su calor, oigo el silencio de los demás, veo su pelo rizado y sus ojos azules, ojos que punzan con toda su carga como una aguja, pero suave y sin dolor, casi cosquilleante.

Apenas se habla. Tienen su mundo particular, dentro. Sobre todo ella. Flota por la casa sin apenas hablar. De cuando en cuando esparce una sonrisa que atrae por el contraste con su casi permanente seriedad.


Sentimientos nostálgicos con sabor a río, a playa.



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