Palermo, 6 de octubre
Nada escrito en Albania ni en los días que llevamos en Italia. Dos Albanias; la de la llegada, propia de un país centroafricano, pobreza a tope, chavales que intentan meter la mano por la ventanilla del coche mientras piden a gritos un brick de zumo que llevo junto a la puerta y que merodean a unos cuantos pasos mientras nos preparamos para pasar la noche en lo alto de un cerro, basura por todas partes -esto también a lo largo de todo el país-, frente a la infraestructura de carreteras y las ciudades propias de una nación desarrollada.
Termino La plaza del diamante, de Rodoreda, en ella Colometa habla y habla transmitiendo lo que ve, piensa y, sobre todo, lo que siente, y con ello aflora un excelente retrato de Barcelona y de las mujeres de la primera mitad del siglo XX. Una forma de escribir llena de frescura, naturalidad, personalidad. Buenísima. También El maestro y Margarita, de Bulgakov: una sorpresa, no esperaba una obra tan llena de fantasía y simbolismo.
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