Madrid, 6 de noviembre
Volver a las Dolomitas es algo obligado y deseado cada vez que pasamos por Italia. No sólo es su belleza lo que nos atrae, sino los recuerdos de las travesías que hicimos cuando nuestros hijos eran pequeños o adolescentes, antes de que decidieran que ya era demasiado tanta montaña.
Íbamos camino de Cevo, un pueblecito situado en la Val Camonica al sur del Adamello; pasear por Cevo está siempre cargado de una tímida emoción, tímida porque me siento como si penetrara involuntariamente en los recuerdos de mi chico, de mi compañero de viaje por la vida. Aquí y en Brescia charlamos, comimos y paseamos con los amigos: María, Bertino, Anna, Graziella.
Unos días por la bonita sierra del Cadí y en Viella, con nuestro amigo Ignacio, pusieron fin a casi cuatro meses de recorrido por Europa.
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