6 de abril de 2014

La mujer en las óperas de Wagner (III) Isolda (Tristán e Isolda)




“Tú eres Elisabeth, Elsa, Isolda, Brunilda, Eva, reunidas en una sola persona”. Esto es lo que Wagner le decía a Cosima Liszt, según cuenta ésta en su diario. ¡Ahí es nada! El amor llevado hasta la muerte desde un postura más bien convencional (Elisabeth), malogrado por los celos y la desconfianza (Elsa), la actitud independiente, aguerrida y segura (Brunilda), la alegría, la picardía y la determinación (Eva) y nada menos que Isolda. ¡Vaya con Cosima!

Isolda, pareja enamorada de Morold y que, aunque sea con la ayuda de un filtro, acaba perdida de amor por Tristán abandonando su pasión anterior, como Cosima abandona a su marido Hans von Büllow para irse a vivir con Wagner.  Cosima, que sufre las dificultades de una separación e incluso piensa en alguna ocasión en el suicidio,  La primera hija de Wagner y Cosima se llamó Isolda (la segunda, Eva). Fuera de estas coincidencias o posibles similitudes Isolda no es Cosima, Isolda es Mathilde Wesendonck.



Wagner lee su libreto de Tristán e Isolda entre otras personas a Cosima, recién casada con Hans von Büllow. No conozco los detalles de cómo fue pero quizá ahí pudo surgir el germen de la futura relación. Wagner, antes de vivir con Cosima había tenido otras dos relaciones fundamentales en su vida, una de ellas, y muy apasionada, como lo es Isolda y su vivencia amorosa, fue con Mathilde Wesendonck, inspiradora del personaje y de la historia de Tristán e Isolda. También en esa reunión está presente Mathilde.

Isolda es un personaje muy romántico, cargado de un erotismo profundo y quizás el más trágico de Wagner. Es la mayor representación del enamoramiento por encima del amor real. Un retrato de cómo fue la relación entre Wagner y Mathilde.

Sin embargo Isolda, a la vez que personaje romántico es también una mujer segura, decidida y que casi siempre sabe mejor que Tristán por dónde debe discurrir su relación y lleva la voz cantante. No siente remordimientos por olvidar a Morold  y no se deja arrastrar por la comodidad que podría darle el amor del rey Marke. 

En el primer acto Isolda está furiosa con Tristán que la lleva al reino de Marke, con el que tiene que casarse. Está muy enojada porque además de que Tristán mató a su prometido, Morold, se ha portado rematadamente mal con ella que le había salvado la vida y le había permitido huir. Ambos descubren su pasión después de beber el supuesto veneno que ha preparado Brangania que es en realidad una poción que hace surgir el amor. A partir de ese momento su relación es apasionamiento pero también tragedia, culminando en  el bellísimo Liebestod o Muerte de amor de Isolda.

Cantado por mi admirada Waltraud Meier y dirigido por Baenboim. Primero el texto:

Cuan dulce y suave
sonríe,
como se entreabren
sus ojos tiernamente
¿Le veis, amigos?
¿No le veis...?
¡Cómo resplandece
con luz creciente!
Cómo se alza
rodeado de estrellas.
¿No le veis?
¡Cuán valiente y henchido,
lleno y sublime,
se le inflama el corazón
en el pecho!
Y de sus labios
deleitosos y suaves
fluye un hálito dulce y puro:
¡Amigos, mirad!
¿No le percibís? ¿No le veis?
¿Tan sólo oigo yo esa melodía,
que tan maravillosa y quedamente,
suena desde su interior
en delicioso lamento
que todo lo revela,
en tierno consuelo, gentil reconciliación,
penetrando en mí, elevándose,
en dulces ecos
que resuenan en mí?
Esa clara resonancia que me circunda
¿es la ondulación de delicadas brisas?
¿Son olas de aromas embriagadores?
¡Cómo se dilatan y me envuelven!
¿Debo aspirarlas?
¿Debo percibirlas?
¿Debo beber o sumergirme?
¿O fundirme en sus dulces fragancias?
En el fluctuante torrente,
en la resonancia armoniosa,
en el infinito hálito
del alma universal,
en el gran Todo...
perderse, sumergirse...
sin conciencia...
¡supremo deleite! 




Wagner abandonó la composición de El anillo del nibelungo  para llevar a cabo la de Tristán e Isolda y, yo, desde mi personal acercamiento a sus óperas, no lo imagino de otra manera, al menos desde mi visión de sus personajes femeninos. Fricka, Erda, Brunilda  viven y se relacionan con una independencia y un poder mayor que las protagonistas de las óperas anteriores, Isolda es de alguna manera un puente entre la  representación total del amor romántico, exclusivamente emocional y el avance de la mujer segura y decidida que serán Eva, de Los maestros cantores, y Fricka, Erda y Brunilda, dejo aparte a Siglinde y, de momento a Kundry, de Parsifal.

A pesar de la inspiración en su feliz y arrebatadora relación con Mathilde Wesendonck, Wagner crea una obra en la que el amor está teñido de pesimismo y tragedia, quizá porque fue terminada después de que tuvo que abandonar a Mathilde y, por lo que he leído sin entrar en ello, por la influencia de la filosofía de Schopenhauer, principalmente en el dúo del segundo acto.

De nuevo Barenboim, Waltraud Meier con Siegfried Jerusalem (algo le falta, sobre todo si no cierro los ojos cuando le escucho).

Aquí el texto:

TRISTÁN
¡Oh, estábamos, pues,
consagrados a la noche!
¡El pérfido día
dispuesto a la envidia
podrá separarnos con sus ardides,
pero ya no logrará engañarnos
con su mentira!
De su vano esplendor,
de su resplandor jactancioso
se burla la mirada de quien
se consagró a la noche.
Sus vacilantes rayos de luz incierta
ya no pueden cegar nuestros ojos.
Ante aquellos que
la noche de la muerte
descubren con amor
y que en su hondo misterio confían,
desprecian las mentiras del día
y gloria y honor,
riqueza y poderío,
con su imponente brillo,
cual vano polvo iluminado por el sol,
se disipan ante ellos en un instante.
¡Entre las vanas quimeras del día,
sólo les queda un único deseo…
el perdurable anhelo
de la sagrada noche,
donde cual eterna
y única verdad
sonría el amoroso deleite!

AMBOS
¡Oh, desciende,
noche de amor,
dame el olvido,
de que vivo!
¡Recíbeme
en tu seno,
libérame
del mundo!

TRISTÁN
Así moriríamos
para estar más unidos,
ligados eternamente,
sin fin,
sin despertar,
sin angustias,
sin nombre,
aprisionados por el amor,
entregados el uno al otro,
¡para sólo vivir por el amor!

ISOLDA
Moriríamos así
para estar juntos…

TRISTÁN
…ligados eternamente,
sin fin…

ISOLDA
…sin despertar…

TRISTÁN
…sin angustias…

AMBOS
…sin nombres,
aprisionados por el amor,
entregados el uno al otro,
¡para sólo vivir por el amor!

ISOLDA
¡Que nos dure para siempre la noche!

AMBOS
¡Oh noche eterna,
dulce noche!
¡Noche de amor
de sublime arrobamiento!
A quien amparaste,
a quien sonreíste,
¿cómo podrían sin angustia
despertar fuera de ti?
Sólo tú destierras las congojas,
muerte amable,
y disipas inquietudes y temores.
¡Muerte de amor!
En tus brazos consagrados a ti,
con tu calor sagrado,
se liberan de las miserias
del despertar.

TRISTÁN
¿Cómo alcanzarla?
¿Cómo rehusar
a tal delicia?…

AMBOS
¡Lejos del sol
lejos de la cruel
separación del día!

ISOLDA
Sin quimeras…

TRISTÁN
…apacible deseo;

ISOLDA
…sin angustias…

TRISTÁN
…dulce anhelo.
Sin sufrimientos…

AMBOS
…sublime desvarío.

ISOLDA
Sin claudicaciones…

AMBOS
…propicias tinieblas.

TRISTÁN
Sin ausencias…

AMBOS
…sin separaciones,
íntima soledad
en los eternos lares,
en los espacios inconmensurables,
en sueños sobrehumanos.

TRISTÁN
Tristán tú,
yo Isolda,
¡no más Tristán!

ISOLDA
Tú Isolda,
Tristán yo,
¡no más Isolda!

AMBOS
Sin nombres,
sin separación.
Una nueva esencia,
una nueva llama ardiente,
sin fin, eternamente,
sientiéndonos como un sólo ser,
un corazón abrasado
¡en el supremo amor voluptuoso!






Tristán e Isolda está considerada como una obra que, musicalmente se adelanta a su época y avanza en parte lo que será la música del siglo XX. Yo no me siento aún capaz de establecer lo que está reservado a personas más expertas que yo, pero sí puedo reconocer algo de esa influencia en Debussy que es un compositor al que escucho habitualmente, incluida su ópera Pelleas y Melisande en la que también utiliza el leitmotiv y la presencia de la música como un personaje más al igual que sucede en las óperas wagnerianas, Una música impresionista, con líneas melódicas poco claras, al menos para mí, en el caso de Tristán e Isolda. Intentaré poner un ejemplo: 

Canta Marjana Lipovšek 

Sola velo en la noche,
por vosotros,
a quien el sueño
del amor sonríe.
Y me apresto a dar
la voz de alerta
que a los que duermen
desgracias predice
y temerosa
exhórtalos a despertar.
¡Tened cuidado!
¡Tened cuidado!
¡Pronto se disipará la noche! 




Y de paso, el preludio y "Je ne pourrai plus sortir de cette forêt"  de Pelleas y Melisande con Donald Maxwell y Alison  Hagley dirigidos por Pierre Boulez.




Tristán e Isolda ha sido para mí la ópera de Wagner más difícil de escuchar. Ignoro si esto es algo habitual o no. Creo que en este caso la imagen y el texto me han ayudado en un principio, pero también me han impedido captar mejor la parte musical. Es algo que sospecho de todas las óperas en general, pero más en aquellas en las que el texto tiene una mayor calidad y más profundidad. Intentaré poner remedio. 

Para terminar, el hermosísimo Preludio dirigido por Wilhelm Furtwangler.