29 de mayo de 2010

Noche y niebla y Alemania, año cero




Las películas que más llegan a lo profundo de la persona del espectador no son aquellas con imágenes trágicas, desgarradoras, dramáticas hasta el extremo. Éstas golpean fuertemente pero dejan menos poso que aquellas que por su sencillez, su sinceridad exenta de cualquier atisbo de manipulación (manipulación, no visión personal inevitable al elegir unas imágenes o una forma de rodar) se mantienen en un rincón de la mente durante días, apareciendo de vez en cuando no como recuerdo fílmico sino como punzadas sobrecogedoras en nuestra mente y en nuestra sensibilidad. Así me sucede con dos películas que podrían servir de ejemplo para lo que quiero decir: Noche y niebla, de Resnais y Alemania, año cero de Rossellini.   

A Resnais le basta con media hora de imágenes actuales, en color, de los campos de concentración nazis totalmente solitarios acompañadas de un música sencilla, alejada de las orquestaciones explosivas o los solos de cuerdas dramáticos que suelen ilustrar las tragedias colectivas, sabiamente alternadas con imágenes o fotografías de la época para encogernos asombrados, aunque ya lo supiéramos, aterrados, aunque conociéramos su horror y mantenernos así, a ratos, cuando menos lo esperamos durante días o semanas. Nada que ver con buenas películas de ficción (tal vez sería más exacto decir películas con argumento), como El pianista, en cuanto a esa capacidad de impresión duradera, ni siquiera con documentales escalofriantes y de visión necesaria, como Shoa, ni tampoco con películas que mezclan de alguna forma documental y ficción como Alemania, año cero.

La visión de Noche y niebla hace innecesario ningún juicio de lo que va pasando ante tu mirada porque eso, lo que ves, es lo que hay, sin más aditivos, llega a tu yo más profundo, no a tu intelecto. En Alemania, año cero se puede, por ejemplo, dudar de la verosimilitud del final de la película, sentirnos molestos por la caricaturización de algún personaje (el maestro, por ejemplo, como también podría suceder con los alemanes representados en Roma, ciudad abierta), u opinar acerca de si la familia del protagonista es demasiado tópica o el film ha envejecido, lo que distrae al fin y al cabo de la dureza del tema tratado, algo imposible en la película de Resnais. 



De las películas relacionadas directamente con la segunda guerra mundial y sus consecuencias (dejando aparte las de la época de Mussolini): Roma,ciudad abierta, Paisá, Alemania, año cero y Europa 51, Paisá es la que me parece más perfecta, entre otras cosas, y ciñéndome al tema de la influencia en el espectador, es la que más perdura por más real y menos tópica en sus personajes y es que lo que más me molesta en Roma, Alemania, incluso en Desiderio, es esa caracterización de los personajes “malos” con rasgos un tanto caricaturescos que rondan siempre supuestas desviaciones sexuales o “malas costumbres”.




No he podido, de momento incluir vídeos de ambas películas, pero aquí están los enlaces.

Noche y niebla


Alemania, año cero

6 de mayo de 2010

Rossellini: Un pilota ritorna







Hoy, en mi pantalla del cuarto de estar, he comenzado un ciclo sobre Rossellini. Hace ya un tiempo que, de vez en cuando me regalo uno: Ford, Cassavetes, Hitchcock, Wilder…

Un pilota ritorna es el segundo ¿o tercer? largometraje de Rossellini. Se desarrolla durante la batalla de Grecia en la 2ª guerra mundial. Es una película de 1942, con un guión de, entre otros, Antonioni y el propio Rossellini, basado en una idea de Mussolini y con la música, ya, de Renzo Rossellini. Teniendo en cuenta el momento de su rodaje y de quién provenía la base del guión sorprenden algunos elementos de la película, por ejemplo y, sobre todo, la imagen que da de los soldados ingleses que vigilan el campo de concentración donde el protagonista está prisionero, una imagen de humanidad que choca con el maniqueísmo que aparece no sólo en la mayoría de las películas realizadas sobre la 2ª guerra mundial (o sobre otros conflictos) sino, incluso con los estereotipos alemanes de Roma, ciudad abierta

La primera parte de la película es la más floja, tiene unas buenas escenas aéreas pero es lo más previsible que se pueda encontrar en un cine de este tipo: sabes antes de que suceda que el personaje que habla de un futuro hogareño y sencillo va a morir minutos después, las bromas entre los aviadores, la imagen de seguridad, “virilidad”, valentía que dan los soldados es la típica de un cine hecho para gloria de un ejército y de una ideología (sea cual fuere). 


Pero hay un cambio, casi diría radical, en la segunda parte: humanidad en el ejército inglés y en los civiles del campo de prisioneros (fuera de la realidad en muchos momentos, casi la contrapartida a la primera parte), algunas escenas hermosas no sólo fotográficamente: la imagen de una madre preparando un emplaste para su hijo enfermo y un trabajo cinematográfico que parece hecho más a conciencia y de manera más personal en las tomas, por ejemplo, de los prisioneros caminando bajo el ataque de las fuerzas del Eje y en los interiores de los refugios. 


La historia sentimental que se muestra en la película no parece estar tomada con demasiada importancia; los personajes, aquí también, son la típica pareja que se enamora en circunstancias trágicas y que no tiene futuro; en realidad el final deja totalmente a un lado esa historia como si fuera una anécdota más dentro del episodio bélico.

El tema de la cercanía o no de Rossellini al régimen fascista no me interesa demasiado. A veces, cuando juzgamos a los creadores por motivos políticos o de connivencia o adaptación a regímenes dictatoriales se nos olvidan las dificultades de la vida diaria, de la necesidad de  hacer cine (fácil ejemplo el de buenos actores españoles que participaron en un cine sin ninguna calidad durante la dictadura de Franco), o incluso la propia ideología ¿quién sería el insensato que dejaría de disfrutar de la prosa de Celine, por ejemplo, por sus ideas políticas, o de disfrutar, por poner un caso español, de alguna de las obras de Jardiel Poncela (y aquí rindo un pequeño homenaje a mi amigo Francisco, tantas veces sólo en su reivindicación de éste escritor), relacionado tantas veces con el franquismo, simplemente porque publicaba y en sus obras no se enfrentaba a la dictadura, o porque cuando regresó a España aceptó, equivocadamente o no, la dictadura del gobierno de Franco a causa de su decepción por el Frente Popular.