7 de julio de 2007

Coetze: Desgracia


Canaima, Venezuela


La individualidad, el derecho y la imperiosa necesidad del ser humano de vivir de acuerdo a sus deseos, necesidades vitales, búsqueda del enriquecimiento personal; no un enriquecimiento que pueda ser admitido o no socialmente, se trata de algo mucho más real para la persona, real porque se siente con una plenitud que es dolorosa en muchas ocasiones pero también satisfactoria por cuanto lleva a un sentimiento de fuerza, de vida plena, elección que no tiene marcha atrás porque instintivamente se sabe de la decepción que llegaría por la vía de la tranquilidad, de la ausencia de riesgo y de retos.


David y sus deseos, su relación con el sexo fuera de lo que la socieddad considera adecuado a su edad y la tozudez de Lucy, personaje mucho más radical que David, a continuar pese a todo en la granja son ejemplos de una elección por encima de la comodidad, la defensa contra el riesgo y lo socialmente aceptado.


Junto a su historia la diferencia entre el estatus económico y social de blancos y negros en la vida diaria, aún después de desaparecido el apartheid. Parecería que una razón del acto más violento que se relata en la novela podría ser el odio acumulado por generaciones de seres marginados, maltratados y explotados.


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