21 de abril de 2007

¿Más de lo mismo?


¿Qué he hecho hoy?

¿Ha habido algo interesante a lo largo del día?

El atasco que ha supuesto un retraso de tres cuartos de hora. Mi clase con 2ºF. La guardia en 2ºA. Mi clase con 2ºC. Las noticias del periódico. Mi trabajo de secretaria casera. Leer Le monde diplomatique. Ver el programa de la entrevista a Rajoy.

Nada demasiado interesante. ¿Cómo se puede escribir en un día así? Pero quiero hacelo. Veamos...


Malí

En el borrador del decreto sobre convivencia en las aulas del gobierno de Esperanza Aguirre se dice que las conductas que atenten gravemente contra las “buenas costumbres sociales” serán tipificadas como muy graves.



¿Cuáles son las buenas costumbres sociales? ¿Las mismas que defiende el gobierno polaco cuando se prepara para depurar a los ciudadanos que no se merezcan un certificado de “limpieza política” porque colaboraron con el régimen comunista? ¿O las que les llevan a limpiar los centros educativos de todas aquellas personas que revelen su condición de homosexual, “ o cualquier otra desviación de índole sexual”? ¿Habrá, tal vez, que limpiar los centros de vestimenta gótica, de pantalones cortos, de gorras, de pañuelos, de ombligos al aire? A mis chavales les van (¿les vamos?) a enseñar lo que es ciudadanía, lo que son las “buenas costumbres sociales”, lo que es normal, como decía anoche Rajoy, lo que piensan y quieren las personas normales. Miedo, tengo mucho miedo. Me asustan los Kaczynski y todos aquellos que se sienten capaces de solucionar los problemas arrinconando la libertad del individuo. Curiosamente el decreto, en su introducción, señala que una de las funciones fundamentales de la escuela es formar personas capaces de decidir sobre sus vidas. Queda bonito ¿verdad? Pero, ¡vaya por Dios!, es mentira.


Los señores de arriba saben que un aula de adolescentes es una fiel representación de la sociedad que quieren mantener. Y los profes somos meros reproductores y transmisores del sistema; entre otras cosas porque hay que hacer un esfuerzo considerable para subirse a un helicóptero y ver desde arriba lo que sucede dentro y fuera de nosotros.

No, no ha habido nada interesante, es más de lo mismo.

¿O sí? ¿Y la mañana silenciosa, y mi café con porras en el café de Embajadores? ¿Y mi paseo hasta llegar a casa, la conversación con Raquel, los post de Alberto, los poemas de Julieta, el ratito dedicado a tocar el piano, la alegría de mi madre cuando la llamo...?







1 comentario:

Anónimo dijo...

Más de lo mismo,todo eso ayuda a ponernos de puntillas cada día, que es bueno, no sólo para la artrosis. Ponerse de puntillas, no permitir que el listón quede a una facilonga distancia del suelo.