18 de febrero de 2016

Vida, muerte. Junto al río Buller, isla sur de Nueva Zelanda

Lago Rotori, isla sur de Nueva Zelanda, 16 de febrero de 2016


He escuchado dos podcast del programa de radio Videodrome en los que basándose en las películas de Woody Allen La última hora de Boris Grushenko y Hannah y sus hermanas se reflexionaba acerca del enfrentamiento entre vida y muerte. Boris Grushenko, personaje que ama la vida y que, por eso mismo y por lo absurdo que le parece matar franceses, se niega a participar en la guerra entre Rusia y Francia en la época de Napoleón siente un vacío aparentemente inexplicable precisamente cuando ya ha conseguido el amor de Sonia, una familia, un trabajo y una estabilidad de la que carecía anteriormente. En Hannah y sus hermanas, el personaje interpretado por Woody Allen es un hipocondríaco que, ante cualquier mínimo malestar, siente el pánico de la presencia de la muerte. Cuando la posibilidad casi certera de ésta al serle diagnosticado un tumor cerebral desaparece al completarse las pruebas médicas, tras un primer momento de euforia, la vida deja de tener sentido para él y se sume en un pesimismo y una pasividad que no había sentido antes. El vacío existencial que sufre en la primera historia y la visión de la vida como algo absurdo y sin sentido en la segunda tienen en común la desaparición de la lucha por una existencia que valga la pena.

La vida: Biológicamente estamos dirigidos a mantener la vida y es precisamente esta batalla, no sólo por existir sino más aún por vivir una existencia lo más plena posible en la que nuestras fuerzas se desarrollen en la búsqueda de una plenitud, la que nos mantiene vivos. La curiosidad, los retos, la lucha ante las dificultades hacen que sintamos la vida como algo preciado que queremos defender a toda costa; cuando la pereza, el conformismo, la indolencia, la aceptación sin más de lo considerado "lógico y normal", la rutina reinan en nosotros estamos en la mejor situación para que el interés por vivir se convierta simplemente en un dejarse llevar por el camino más llano hacia el final, algo que no se da siquiera en el mundo vegetal por lo que tampoco el término vida vegetal sería aplicable a esta situación.

Montaigne retoma un dicho que dice que el varón fuerte (ya sabemos de la misoginia propia de la época en Montaigne) vive tanto como debe y no tanto como puede. Hay numerosos ejemplos a nuestro alrededor tanto del amor a la vida como de la simple costumbre de estar vivo, será más fácil ver la diferencia entre ellos si nuestra actitud está más cerca de los primeros que de aquellos que se acomodan al "valle de lágrimas" o confunden el fin con los medios  (véanse nuestras pobres élites económicas y políticas ).

La muerte: El miedo, el temor o el pánico al hecho de la muerte es algo que se mantiene a lo largo de nuestras vidas con mayor o menor fuerza de acuerdo a la conciencia con que la vivimos cuando alguien querido pasa por ella y a nuestra capacidad para analizarnos a nosotros mismos y a lo que nos rodea. Los años ayudan a percibirla más como algo natural y a aceptarla no con resignación sino como parte consustancial a la existencia.

Si fuéramos capaces de captar esta nuestra existencia como un todo, desde el momento de la fecundación hasta el de la muerte, primaría en nosotros la atención a lo que nos dictan nuestras sensaciones, nuestro cuerpo y puede que no necesitáramos tanto de la razón, utilizada en demasía para solucionar aparente o fácilmente un problema o para justificar nuestros impulsos y nuestros miedos, por ejemplo éste, el del momento de la muerte.

Aún recuerdo cuando pasé las fiebres tifoideas en la casa de mis padres a los diecinueve o veinte años. Me levanté una mañana para ir al baño y al llegar al recibidor de la casa, de espaldas a la puerta de la calle, frente a la mesa y las dos jamugas que están ahora en nuestra casa de El Chorrillo, me mareé y perdí el conocimiento durante un brevísimo tiempo. En ese corto  espacio fuera de toda capacidad de razonar me sentí como si me estuviera muriendo, una dulzura y plena tranquilidad fue lo que llenó esos segundos fuera de mi consciencia. Al menos aquella fue la primera sensación que percibí una vez que recobré el conocimiento.

¿Habrá que seguir aprendiendo de esta mezcla de razonamientos y sensaciones de hoy?
"La muerte de un individuo es siempre semejante a su vida; no nos convertimos en otros para morir." Montaigne

Día de descanso en un camping en el que estamos solos. Lavar la ropa en el río y vida tranquila de lecturas, estudio y escritura. Ayer disfrutamos de otro bello paseo por los bosques de esta isla, en esta ocasión por la Gosh Golden, era un camino con historia, construido por los mineros que en el siglo XIX explotaron el oro que buscaban en esta zona. Mañana cruzamos el estrecho de Cook y pasaremos dos o tres días en Wellington.










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