15 de marzo de 2016

En el camino, de Kerouak y la belleza de un bosque

Freemans Campsite Area, Wibung, New South Wales, Australia. 13 de marzo de 2016


Hoy Alberto es mi personaje narrador, es decir, el mismo Kerouak, de En el camino, encuentro una cierta similitud en ambos, apasionados, vitalistas, viajeros y escritores. Leo para los dos esta novela en voz alta, mientras conduce por la Pacific Highway hacia el sur en dirección a Sidney. La leí hace bastantes años, pero la recuerdo muy someramente lo que hace que la disfrute más, como una nueva obra, además me encanta leer en voz alta. Este joven protagonista que se embarca en un viaje atravesando Estados Unidos de este a oeste con una bolsa de lona y unos pocos dólares carretera adelante haciendo autostop y al que le sobran entusiasmo y vitalidad es el compañero ideal para el recorrido de kilómetros por Australia que hemos comenzado hace tres días. Le seguimos a través de los lugares por los que pasa, los cielos estrellados, las praderas, el desierto, la gente que se encuentra y a la que observa y todo ello ya no le pertenece sólo al él, ya son nuestros lugares, nuestras estrellas,  nuestros paisajes. Es una escritura tan fresca, tan vitalista, tan sumamente real, con unos toques de humor cotidiano que el lector se sumerge en ella y vive con sus personajes, siente el frío viajando en la caja de una camioneta, saborea la tarta de manzana y el helado de vainilla y huele el ambiente cargado de humo y alcohol de los bares de Cheyene. ¿Estamos en Australia o en Estados Unidos? Pausa, es casi inevitable, hay que escuchar a Charlie Parker y a Mille Davis en compañía de Kerouak. Cierro el ebook y conecto el ipod. Un capítulo más y la búsqueda de un lugar en la playa para comer nos hace abandonar hasta mañana la novela.

Pues sí, llevamos tres días en Australia, aterrizamos en Brisbane después de una aventura en el aeropuerto de Wellington que casi nos hace perder el avión y que no me apetece contar ahora, está muy bien relatada en el post de Alberto ( http://elchorrilloviajar.blogspot.com.au/2016/03/aventuras-de-aeropuerto.html?m=1), después fue un lugar idílico, tranquilo y precioso junto a un lago donde pasamos nuestra primera noche australiana, el resto carretera, mar y una vida algo menos apacible que la que llevábamos en Nueva Zelanda hasta que llegamos a Auckland y comenzó ese recorrido de problema en problema y que no terminó hasta salir del aeropuerto de Brisbane.

En este país parece que el ritmo del viaje va a ser diferente. Más carretera, más tráfico, más gente, al menos en este estado de New South Wales. No está mal, adaptación, como ya comentaba en alguno de mis posts anteriores, creo que alguno de los que escribí entre Centroasia y China.



Blue Mountains National Park, 14 de marzo de 2016


Estamos en una zona ďe acampada del Parque Nacional Blue Montains. Tras un buen rato de chaparrón con rayos y truenos incluidos con el que fuimos recibidos, pusimos nuestra mesa y nuestras sillas nuevas bajo el tejadillo del kiosko de información del parque y comimos, enfrente, al otro lado del camino había dos filas de contenedores de basura unidos por una cadena.

Paréntesis.

Esta mañana hicimos un precioso recorrido en el Parque Nacional Ku-ring-gai,  el Bobbin Head Track a través del bosque que sigue el curso del Cowan Creek. Árboles gigantescos con troncos de coloridos bellísimos y texturas que eran verdaderas obras de arte de la naturaleza. Aves desconocidas con cantos llamativos, a veces estridentes. Una senda estrecha encajada en una vegetación exuberante. Me invadía un sentimiento, una sensación nueva, nunca vivida de pertenencia a la naruraleza que según caminaba se extendía también hacia el género humano. Pensaba que una experiencia como este viaje y, por supuesto no me refiero a las actividades propias del turismo, ver lugares, visitar museos, conocer intelectual o mediante el uso de la razón o el entendimiento la historia y la cultura de un país sino absorber, sentir a fondo , dejarme arrastrar por lo que entra a través de mis sentidos, después, decía, a la hora de la muerte, si es que es verdad que se puede producir una visión de lo que ha sido la vida, la personal de cada uno, esta vivencia de la que hablo, del sentimiento profundo de formar parte de este planeta en el que me ha tocado vivir podría perfectamente iluminar mi rostro con una sonrisa de plenitud.

Fín del paréntesis.

Le comentaba esto a Alberto cuando, tras unos minutos de silencio me eché a reir y le dije, mientras miraba lo que tenía en frente, que lo que más me gustaba de Australia  era  ver tantos contenedores de basura por todas partes después de haber viajado durante un mes por Nueva Zelanda cargando durante días con la dichosa basura hasta encontrar un lugar donde tirarla.

Y es que la vida, y esto viene a cuenta de mis elucubraciones anteriores, es algo mas que intentar ejercer de filósofo.

Hoy hay un montón de fotos,  porque me gustan o porque son curiosas las quiero conservar aquí. Van todas revueltas.











































1 comentario:

Anónimo dijo...

That's great, there are kangoroos. Thank you for the pictures.