1 de marzo de 2016

Nueva Zelanda, un país del que Europa debería aprender

Lago Okareka, Nueva Zelanda, 28 de febrero de 2016


En el camping en el que pasamos el día de ayer sólo estábamos una pareja y nosotros. A media tarde, cuando iban a la orilla del lago se acercaron, nos ofrecieron dos cervezas y nos invitaron a cenar con ellos. Cordero, patatas y ensalada, nos dijeron. Fue una velada agradable, con buena comida, buen vino, tres o cuatro botellas cayeron durante la noche, y el buen humor y simpatía de Heidi y Robert, nuestros anfitriones, una atractiva, sonriente y expresiva mujer y un hombretón afectuoso,  ingeniero naval, que había trabajado durante veinte años de mar en mar. Uno de los temas que surgieron en la conversación, variada y que se alargó hasta cerca de la media noche, fue su propio país, Nueva Zelanda y cómo había sido posible haber logrado una convivencia ya igualitaria y natural entre los habitantes de un país colonizado por los ingleses y acogedor de inmigrantes de diferentes razas y procedencia. Parece que dos de las posibles razones son una colonización más lenta y de procedencia voluntaria más que estatal y una capacidad para negociar tanto por los colonos como por los maoríes, un pueblo inteligente y más interesado en la convivencia pacífica que en la guerra y una pronta mezcla de razas. Nada que ver con su vecina Australia en la que el país colonizador entró a saco en el territorio e implantó su gobierno a base de sangre y fuego sobre los aborígenes. Sea como sea el caso es que este país podría ser un ejemplo para el resto del mundo en organización, respeto, convivencia, democracia y educación. Ya he comentado en parte estas características en otro post, puedo añadir como caso quizá único en la historia de las colonizaciones, que el maorí sea la segunda lengua y forme parte del currículo oficial en la enseñanza y por tanto sea dominada oralmente, no tiene escritura, por los habitantes de Nueva Zelanda.

Estos días dormimos junto a alguno de los lagos que abundan en esta zona central de la isla norte y aprovechamos también para dar un paseo por los bosques que los suelen rodear. Ayer en el Rerewhaakaitu, hoy comimos en el Tikitapu y esta noche lo haremos en el Okareka.

Cuando veo mis fotos parece que el bosque me convierte en una gnomo con cámara que sólo ve lo que está a su pequeña altura.

Imágenes: Paseando por los bosques. El volcán Tongariro en erupción al día siguiente de nuestra ascensión.  El lago Rerewhaakaitu.














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