Lago Okareka, Nueva Zelanda, 28 de febrero de 2016
En el camping en el que pasamos el día de ayer sólo estábamos una pareja y nosotros. A media tarde, cuando iban a la orilla del lago se acercaron, nos ofrecieron dos cervezas y nos invitaron a cenar con ellos. Cordero, patatas y ensalada, nos dijeron. Fue una velada agradable, con buena comida, buen vino, tres o cuatro botellas cayeron durante la noche, y el buen humor y simpatía de Heidi y Robert, nuestros anfitriones, una atractiva, sonriente y expresiva mujer y un hombretón afectuoso, ingeniero naval, que había trabajado durante veinte años de mar en mar. Uno de los temas que surgieron en la conversación, variada y que se alargó hasta cerca de la media noche, fue su propio país, Nueva Zelanda y cómo había sido posible haber logrado una convivencia ya igualitaria y natural entre los habitantes de un país colonizado por los ingleses y acogedor de inmigrantes de diferentes razas y procedencia. Parece que dos de las posibles razones son una colonización más lenta y de procedencia voluntaria más que estatal y una capacidad para negociar tanto por los colonos como por los maoríes, un pueblo inteligente y más interesado en la convivencia pacífica que en la guerra y una pronta mezcla de razas. Nada que ver con su vecina Australia en la que el país colonizador entró a saco en el territorio e implantó su gobierno a base de sangre y fuego sobre los aborígenes. Sea como sea el caso es que este país podría ser un ejemplo para el resto del mundo en organización, respeto, convivencia, democracia y educación. Ya he comentado en parte estas características en otro post, puedo añadir como caso quizá único en la historia de las colonizaciones, que el maorí sea la segunda lengua y forme parte del currículo oficial en la enseñanza y por tanto sea dominada oralmente, no tiene escritura, por los habitantes de Nueva Zelanda.
Estos días dormimos junto a alguno de los lagos que abundan en esta zona central de la isla norte y aprovechamos también para dar un paseo por los bosques que los suelen rodear. Ayer en el Rerewhaakaitu, hoy comimos en el Tikitapu y esta noche lo haremos en el Okareka.
Cuando veo mis fotos parece que el bosque me convierte en una gnomo con cámara que sólo ve lo que está a su pequeña altura.
Imágenes: Paseando por los bosques. El volcán Tongariro en erupción al día siguiente de nuestra ascensión. El lago Rerewhaakaitu.
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