19 de julio de 2015

Encerrada en la Nicosia turca

Nicosia, Chipre, 19 de julio de 2015

Pues sí. Me quedé encerrada en una casa particular de la República turca de Chipre. Estábamos sentados en una terraza de la zona turística de la Nicosia turca y tenía necesidad de ir al servicio. Alberto, que ya lo había utilizado, me indicó el lugar. Eran unos servicios públicos de los que abundan en la zona (cómo se echan de menos a veces en Madrid). Vi el cartel, empujé la puerta abierta situada delante de la indicación y entré. Un pasillo daba a otra puerta cerrada y a un patio con gallinas, recordé en ese momento otro lugar similar con la misma finalidad cerca de la frontera de México con Nicaragua. Como en el patio no había ningún lugar apropiado para mis necesidades decidí subir las escaleras tal como hice en Guatemala. En el primer piso había dos puertas cerradas con candado y una tercera que, con la palabra welcome grabada en el suelo, daba a lo que supuse que era el servicio buscado, al fin y al cabo además de una lavadora había un lavabo y un retrete. Cierro, utilizo lo que iba buscando y cuando voy a salir oigo el cierre de una puerta. Bajo las escaleras, me dirijo a la puerta de la calle y... zas! cerrada... No había manubrio ni otro artilugio para abrir, la espiga correspondiente al manubrio desaparecido sobresalía un poco. Maniobré varias veces por si era capaz de girar la parte del manubrio que suponía estaría del lado de la calle. Inútil intento. Moví con fuerza la puerta con la finalidad primero de abrirla o, segunda opción, que alguien se diera cuenta de mis deseos de abandonar aquella casa que yo seguía considerando el servicio público. Nada. Observé que en el cristal pintado de blanco y, por tanto, opaco, había un pequeño redondel sin pintura. Acerqué los ojos y esperé a que pasara alguien o a que Alberto me echara de menos y fuera a buscarme. Pero mi chico cuando está a sus cosas pierde el sentido del tiempo y no me echó en falta en absoluto. Esperé pacientemente, alguien pasaría por delante de la puerta en algún momento. Y sí, así sucedió. Un hombre moreno de aspecto turco, (estadísticamente era de esperar dado que estábamos en la zona turca de Chipre), alto, delgado, bastante guapo, con el pelo cortado casi al cero y vestido con pantalón crema y camiseta verde, no me llegaba la vista a cómo iba calzado, se acercó a la puerta con la intención de encender un cigarrillo rubio. ¡Ese era mi momento y él tenía que ser mi salvador. Golpeé la puerta con los nudillos. El hombre miró en derredor y al no observar nada aclaratorio al ruido que escuchaba volvió a intentar encender el cigarrillo. Golpeé con más fuerza y por fin fui oída y después escuchada en mis pobres términos ingleses a los que él respondía en turco. In the coffe, dije casi a gritos confundiendo el líquido con el establecimiento. Sin embargo, a pesar de la confusión, mis palabras dieron resultado y poco después oí a Alberto llamándome al otro lado de la pared y el ruido de una llave en la puerta; cuando ésta se abrió me encontré con un turco de bigote, como son los turcos de verdad, a punto de soltar la carcajada y a Alberto en la puerta de al lado, el verdadero servicio. ¿Qué culpa tenía yo de que el cartel estuviera puesto de manera equidistante entre ambas puertas? También es cierto que si yo no hubiera estado nunca en Guatemala, me habría dado cuenta de que aquello era una vivienda y no un servicio público.

La zona norte de Nicosia que, tras el golpe de estado de 1974 con el que se quiso imponer la unión con Grecia, fue invadida por Turquía, es de un contraste pocas veces visto entre la pequeña parte turística cercana al paso fronterizo y el resto de la ciudad. Bares, restaurantes, tiendas, zona con indicaciones de los lugares a visitar, mapas de orientación, edificios modernos y monumentos  cuidados, y dos pasos más allá calles y viviendas con síntomas de abandono tanto de mantenimiento como, incluso, de población. Nada que ver con la Nicosia grecochipriota.

La historia de esta situación se cuenta, como suele suceder, desde puntos de vista contrapuestos según de donde venga la información. No tengo las ideas claras pero sí sé que los turcochipriotas han vivido siempre en su isla, que por Chipre pasaron multitud de pueblos, que fue en 1960 cuando consiguieron la independencia y que, aunque la mayoría de los chipriotas se sientan griegos, durante mucho tiempo ambas comunidades vivieron en común sin problemas y participando de forma alterna en el gobierno. Lo que no querían los turcos era ser tratados como una minoría étnica bajo un estado grecochipriota.

En la guerra que mantuvieron por la independencia y por la Enosis, unión con Grecia, las conversaciones de paz se mantuvieron entre Reino Unido, Grecia y Turquía. Como en tantas ocasiones aquellos que dependían del resultado de dichas conversaciones eran los únicos no partícipes de ellas.

Los turcochipriotas defendían una federación y los grecochipriotas una unificación con derecho de propiedad de toda la isla. Y así andan las cosas. Ahora parece que los que no dan su brazo a torcer son Turquía y Grecia, y, detrás, los intereses de occidente. Para variar.

Imágenes
La última foto es de Nicosia sur, el resto de la zona norte. La foto sobre el edificio es de Ataturk.















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