13 de enero de 2010

Alpes de Transilvania





Busteni, 10 de septiembre


Hermoso paseo de dos días por las montañas de Bucegi. Caminos señalizados, refugios situados estratégicamente… da gusto, y es una zona mucho más bonita y variada de lo que esperábamos. Dormimos en la cabaña (refugio) Malaesti y subimos hasta el pie del monte Omul, de ahí a la cabaña Babele cerca de la cual pensamos utilizar el funicular para ir a Sinaia, pero no funciona y lo sustituimos por cuatro horas de bajada recorriendo un camino hecho a conciencia, precioso, a veces brusco y otras como una senda de cuento de hadas, hayedos y alerces que recuerdan, junto al suelo alfombrado con las primeras hojas del otoño, a Gedrez.
Es una pena no conseguir un equilibrio entre la linda vida cotidiana que se puede disfrutar en estos países del este de Europa y el desarrollo económico que necesitan. Aquí se puede acampar en las cercanías de las montañas, se pueden utilizar los prados a gusto del ciudadano, todo es más fácil y menos esterilizado, controlado y cuidado que en occidente. Me gusta Rumanía, me siento muy a gusto en este país, es bonito, tranquilo, amigable.



Termino El mito de la cruzada de Franco, de Herbert Southworth. Este libro es un estudio histórico que desautoriza buena parte de las publicaciones de la época de Franco que defendían el significado del alzamiento militar y la guerra civil como el de una cruzada de liberación. Hay una abundantísima bibliografía analizada por el autor, obras de diversas nacionalidades, tanto procedente de escritores franquistas o cercanos al franquismo como próximas a la República, principalmente los escritos de Calvo Serer. El caso es que teniendo presente, una vez más, la feroz manipulación de la Historia durante los años de gobierno franquista, la información tergiversada y prácticamente sin posibilidad de contrastar, pensaba que la responsabilidad pasiva de personas sin cargos ni pertenencia a grupos políticos, de cultura media, como podía ser mi padre, por ejemplo, gente dedicada sólo a su familia y su trabajo, era una responsabilidad si no forzada sí al menos adiestrada, lo que me lleva a ver su actitud con más tolerancia y ponderación.



También finalicé Campo cerrado, primera parte de El laberinto mágico de Max Aub. Tiene la agilidad de un guión cinematográfico, apenas hay narración, los personajes conversan mostrando sus dudas, sus ideas, en ocasiones confusas aunque aparentemente seguras, sus fluctuaciones en la pertenencia a una u otra facción; son personajes reales que se hacen tangibles y conocidos sin necesidad de ser descritos. Sólo me ha molestado en él la cantidad de vocabulario poco utilizado, quizás rebuscado, y lo siento porque me ha impedido disfrutar al completo de la novela.




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