4 de enero de 2016

La muerte y el amor. Museo Nacional de Yakarta

Yakarta, 4 de enero de 2016


La muerte y el amor, amor tierno y dulce en muchas de las esculturas y relieves del Museo Nacional en curiosa mezcolanza con las, a veces rayando lo infantil, a veces lindando en lo monstruoso, representaciones de la mitología hindú. Muerte, amor y religión presentes en el género humano calándonos hasta la médula de los huesos desde la pura necesidad de lo que es para nosotros la vida. La religión como vehículo hacia el consuelo y la aceptación resignada de la muerte, en ocasiones base de unos valores solidarios, de generosidad hacia los otros, generadora y protectora del arte, pero engañosa, dictatorial y negadora de la libertad inherente al ser humano, utilizadora del sentimiento de la muerte y del amor reduciéndolo al corsé de unas normas que olvidan los verdaderos sentimientos y necesidades de nuestra individualidad. La muerte, la gran desconocida a cuya existencia nos aproximamos solamente cuando la vivimos de cerca y el amor tantas veces malentendido y tantas otras expresado generosamente con toda su fuerza. La mayor parte de las esculturas del museo tienen en su base la representación de la muerte, una fila de calaveras nos recuerdan que ese es nuestro destino pero también que sobre ellas está la figura del dios del que dependemos para ir hacia ella por buen camino cuando nuestro cuerpo ha dejado de existir.

Dejé aquí el post para ir a cenar. En la calle, junto a las mesas del restaurante una prostituta sonríe y posa su mano sobre el hombro del posible cliente con una cierta ternura. Otra forma de amor aunque sea en pro de un pago por un trabajo en este caso seguramente bien hecho. En la mesa de al lado un mexicano paga la comida a una joven indonesia, la relación entre ellos mientras ella come y él habla por teléfono tiene toda la apariencia de ser lo mismo aunque de una forma diferente. ¿Legalizar la prostitución? Se alzan voces de protesta ante la propuesta, creo que de Amnistía, de regularizarla, que no de legalizarla, aunque las comentaristas a la noticia lo interpreten así. No es una cuestión simple, es un tema serio sobre el que no se puede opinar a la ligera partiendo de sentimientos o dogmatismos, hay distintas formas de ejercerla y son muy diferentes las razones por las que mujeres y hombres se dedican a ello.

Esta mañana, después de sacar los billetes de tren a Yogyakarta, nos encontramos con la Galería Nacional y en ella una exposición de un escultor de nombre Purjito. Me ha encantado por su frescura, la ternura, otra vez, de algunos de los rostros esculpidos y la estética de la utilización del aluminio para su realización.

Entre las fotos del Museo Nacional hay tres imágenes de un gamelan, orquesta de percusión propia de la música tradicional indonesia y una especie de flauta con cuerdas añadidas, instrumento de viento y cuerda a la vez, tan pequeña que debe de ser complicado tocarla.




















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