5 de noviembre de 2015

Ésta no es mi China, que me la han cambiado.

Urumqui, China, 20 de octubre de 2015


¿Estaremos en Urumqui? No me lo pregunté al salir de la estación, pero podría haberlo hecho perfectamente, y es que este Urumqui no es el que yo recordaba de hace dieciséis años. Ya, ya sé que es mucho tiempo, que China ha crecido económicamente muy deprisa en estos años pero... Yo tenía la imagen de una ciudad tranquila, llena de bicicletas, como todas las ciudades chinas, por la que se podía caminar sin perderse. Aquellas riadas de bicis se han convertido en riadas de coches. En la estación un laberinto de vallas rodeaba todo el recinto, había escaners y policías en los pasillos que formaban las vallas para entrar en la estación, en el acceso a los trenes, en el edificio donde se sacaban los billetes, en el acceso a la consigna. No había indicaciones en inglés, todo en chino y a veces en uigur, nos perdimos entre tanto pasillo y salimos y entramos un par de veces, así que saca pasaportes, pasa los macutos por el escaner, ábrelos... ya en el tren en una de las varias intervenciones de la policía de frontera nos habían confiscado la navaja, ahora fue la crema de afeitar de Alberto. Después veríamos que también había escaners en los autobuses, en algunos restaurantes, en Carrefour y en la entrada de parques donde además había que mostrar el pasaporte. Calles con polis y soldados armados, a veces en tanquetas, cámaras por toda la ciudad... ¿Qué sucede en Urumqui? ¿Se ha decretado el estado de excepción? Pues no, la gente hace su vida, pasea, compra, va a trabajar, los niños van al cole, al parque, hay mercados, puestos de frutas en la calle, pequeñas tiendas además de los Carrefour y los Zara correspondientes. Todo está tranquilo, miro alrededor y recuerdo algunas escenas de Matrix, no es la situación que narraba el guión de la película pero percibo a las personas, a todos los que estamos en las calles de Urumqui como seres pequeñitos movidos por los hilos manejados por alguien superior, alejados de todo lo que no sea la vida particular de cada uno, sin conocimiento alguno de lo que sucede fuera, por encima de esa pequeña burbuja en la que habitamos.
 
Es cierto que Xinjiang es una región problemática pero pienso que no tanto como para tomar ese tipo de medidas. La provincia autónoma de Xinjiang tenía una gran mayoría de habitantes uigures, una etnia cercana a otras de las que pueblan el Asia Central. Desde Pekín decidieron repoblar zonas con chinos de la etnia Han, la que predomina y domina el país, a los que se les ofrecían tierras y ayudas concentrando por otra parte los cargos públicos en esta misma etnia. Durante tiempo el idioma y la cultura uigur fue arrinconada y su población dejó de ser mayoritaria, ahora lo es en algunos lugares como la ciudad de Kashgar, pero no en la capital, Urumqui, donde están casi igualados. Todo esto originó una problemática que agudizada en algunos sectores por el aumento en los últimos años de la radicalización del fundamentalismo islámico, ha dado lugar a situaciones de violencia entre manifestantes y policía y ejército y en una ocasión especialmente dura entre habitantes de las dos etnias. Esta es, resumida por encima la historia, pero parece, según leo, que las supuestas medidas de seguridad pueden favorecer la indignación uigur más que controlar una violencia esporádica.

El control de la población, al igual que la corrupción se da en todos los países y en todas los sistemas de gobierno, dictatoriales, autoritarios o más o menos demócratas, en unos casos de forma descarada, en otros oculta, con mayor o menor peso, con mayor o menor violencia.

Como esos seres pequeñitos, a los que hacía referencia antes, que somos, hemos paseado por la ciudad muy agradablemente y hemos comido requetebién que es como se come en China, en eso no han cambiado.

No sé cuándo subiré estos posts que voy escribiendo porque, a tono con lo que cuento en el primer párrafo, Internet está vedado a los extranjeros que quieran utilizarlo a través de sus propios medios. A nuestros teléfonos sólo llegan de momento los whatsapps y un par de diarios españoles. Control, censura...










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